El acto de tejer simboliza el nacimiento y la vida, abrir y cerrar el telar, los latidos del corazón, y el esfuerzo de la tejedora, el parto que origina la vida.

El acto de tejer simboliza el nacimiento y la vida, abrir y cerrar el telar, los latidos del corazón, y el esfuerzo de la tejedora, el parto que origina la vida.

Las artesanías son objetos o productos de identidad cultural comunitaria, hechos por procesos manuales continuos, con el dominio de las técnicas tradicionales de patrimonio comunitario, imprimiéndole valores simbólicos e ideológicos de la cultura local[1]. Corresponden a formas de vida que preservan una cosmovisión e interpretación de la relación del ser humano con la naturaleza, expresión del Buen Vivir.

El uso del telar de cintura en México es milenario y es tan importante que al día de hoy sigue haciéndose con los mismos implementos y técnicas.

En la época prehispánica en la región de los Altos de Chiapas, los habitantes compartieron con otros pueblos mesoamericanos el uso de materiales y técnicas que les permitieron elaborar telas: las fibras más utilizadas fueron el ixtle y el algodón. 

 


 

El manejo del telar de cintura era una actividad exclusiva de las mujeres. Ellas inventaron tramas en las que incorporaron piedras, plumas, conchas, caracoles y pelo de conejo, entre otros. También crearon combinaciones de minerales y demás productos para teñir las telas.

De acuerdo con la cosmología maya, la Diosa de la Luna Ixchel era la patrona del hilo, y su hija Ixchebelyax, la Diosa del Bordado. El acto de tejer simboliza el nacimiento y la vida, abrir y cerrar el telar, los latidos del corazón, y el esfuerzo de la tejedora, el parto que origina la vida. De ahí que desde tiempos remotos a las tejedoras se les considere madres de la creación.

[1] Manual de diferenciación entre artesanía y manualidad, FONART, p.14

 

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