Nuestros antepasados nahuas siempre han creído que todo lo que conforma el universo como el sol, la luna y las estrellas mantienen sobre la tierra una relación directa con la naturaleza comenzando con los cuatro elementos fuego, tierra, agua y aire siguiendo con las montañas, semillas, sembradíos, arboles, animales, aves, ojos de agua, cuevas (ostokmej) y casas son elementos o lugares sagrados, que tienen cierto grado de divinidad y que ellos rigen las leyes de la vida en este mundo.
En esta ocasión vamos a relatar cómo ha sido la relación entre el hombre, la serpiente y la abundancia. Así como varias culturas han venerado a la figura de la serpiente también los majsehualmej (indígenas) nahuas lo han hecho. Se conoce que en una parcela para que haya abundancia en las cosechas y que las tormentas o huracanes no arrastren ni dañen los sembradíos se debe tener una serpiente que cuide y proteja el lugar.
Se le debe guardar respeto, cuidarlo y sobretodo hablarle siempre. Los abuelos solían hablar con la serpiente para pedirle que se retire cuando se iba a tumbar un cañizal, para que de esta forma no atemorice a los trabajadores. De igual manera después de sembrar la milpa se le hablaba para que cuide las semillas de roedores y pájaros para que no dañen el cultivo. Se cuentan historias que algunas familias tenían una serpiente en casa, que siempre descansaba en los tapancos.
Pedro E. Huaxin.
Hablante náhuatl. Integrante del equipo de trabajo de la Red Binacional.