Los textiles indígenas se han asociado con las mujeres desde la época prehispánica. Representan un nexo entre lo divino y la tierra, algo así como sus “mensajes”. En la cultura maya, la diosa Ixchel o, también conocida como diosa Luna, era considerada como la patrona de los bordados, el nacimiento y la medicina. Específicamente en San Andrés Larráinzar, al hablar sobre los textiles y su conexión con las mujeres se hace referencia a la leyenda de “la Gran Serpiente”, vestida con plumas y adorada como deidad. Ejemplo de ello es que el malacate y el telar se asocian con el cabello, la lluvia y la fertilidad, y se representan con serpientes[1].
Un
rasgo significativo de la región de los Altos de Chiapas es la decoración de los huipiles que remiten
a la concepción del mundo de sus habitantes y que, en muchas ocasiones, se
remonta a la época prehispánica. Entre los elementos plasmados en los textiles
de San Andrés Larráinzar se encuentran:[2]
[1] Turok, M. (2001) “Entre urdimbres y tramas: Los caminos de la serpiente” Artes de México y del Mundo.
[2] Rodríguez, V. (2008) “De mujeres, de dignidades y tejidos” UIA Puebla. Recuperado de: Biblioteca Pedro Arrupe
Muy buena información. Gracias
muchas gracias, la información esta super clara, esta muy padre la paguina