Los pueblos “majsehualmej” (indígenas) de la Sierra Nororiental de Puebla quienes nos ubicamos en la cuenca del rio Apulco y microcuencas de arroyos que serpentean entre montañas, elevaciones y planicies mantenemos nuestra cultura, tradiciones, la relación con la tierra madre, las plantas medicinales, la comida y sobretodo el cultivo de granos de maíz, frijol, pipián de calabaza, ajonjolí, cebolla roja, chiltepín y otros granos como el café y la pimienta.
Durante muchas generaciones hombres y mujeres agricultores y agricultoras indígenas han mezclado la siembra del maíz con frijol y el pipián de calabaza. Los tallos del maíz sirven de soporte para que el bejuco del frijol se enrede, mientras tanto la calabaza solo se extiende sobre el suelo. Cuando se hace la siembra del maíz se van sembrando los granos de frijol, estos crecen juntos. Entre una y dos semanas después se siembra la calabaza, las hojas grandes y ovaladas de la calabaza pueden llegar a asfixiar las plantas de maíz por eso se siembran después de que este ya ha crecido.
Sembrar maíz tiene un alto grado de identidad entre los hombres y mujeres y la relación con la naturaleza. Todo se lleva a cabo de manera respetuosa y con ciertos rituales porque para nosotros los nahuas es algo sagrado. Desde que se selecciona las semillas se escogen las mazorcas más grandes, de esas mazorcas se eligen las que tengan filas completas, de las filas solo se toman los granos de en medio, los granos de los extremos no se usan, esas van para el “nexkomit” (olla donde se cuece el maíz para ser nixtamalizado). Una vez que se tienen los granos se mide cuanto se va ocupar en almud según la superficie que se sembrará.
Se dejan las semillas en una tina con agua durante una noche, al día siguiente se buscan hojas de plátano y se tuestan sobre fuego, en un morral de ixtle o canasta de carrizo se cubre el interior con la hoja de plátano tostado y ahí se resguardan las semillas durante un día y una noche más. Mientras tanto las semillas comienzan a germinar con la frescura que tienen con la hoja.
Los señores invitan a sus amigos o familiares y se reúnen entre 6 u 8 personas para sembrar, todo esto se hace bajo la práctica del “tamakepalis” (mano vuelta). La solidaridad está presente en todo momento “tú me apoyas y yo iré a apoyarte en tu siembra”.
Mientras tanto en la casa del sembrador la esposa deja de bordar o de tejer y prepara algún platillo típico, también invita algunas vecinas para que le ayuden en la preparación de los alimentos, se prepara pollo o guajolote de corral ya sea en mole o en ajonjolí que son las comidas más comunes para cuando se siembra. Se acompaña con un atole fresco de maíz, normalmente la comida la llevan entre doce y una de la tarde, porque se inicia a sembrar a las 8am y entre 4 y 5pm ya se culmina.
El maíz rojo que en náhuatl se llama “tzikat” y que también significa “hormiga arriera” quizás lo relacionaron por el gran parecido de color rojo obscuro. Esta semilla es considerado macho de los granos de maíz, porque a diferencia de los maíces blanco, amarillo y morado este no se cruza ni se mezcla con las semillas de otros colores. Por ello se cree que el maíz rojo es protector de los otros granos de maíz. De esta manera los señores siembran un grano en el centro de la parcela y otros más en las esquinas, se cree que esto protege la parcela de huracanes o tormentas e incluso de plagas.
Las mujeres desempeñan un papel importante en relación con la agricultura, desde la siembra participan en hacer los preparativos para los alimentos, cuando la milpa ya crece participan en abonar, cortar flores de calabaza y hacer platillos o vender, cortar ejotes y venderlo también. Los ciclos agrícolas para la región son de temporal y se conocen como tojnalmil (primavera-verano) y xojpamil (otoño-invierno). En ambas temporadas las mujeres mezclan el trabajo artesanal de bordar pepenado o hacer tejido en telar de cintura para también apoyar en la recolección de las cosechas, buscar leña, cuidar las aves de corral y cuidar a la familia que ha sido una tarea bastante difícil y que no se reconoce ante la sociedad como debería ser.
Pedro E. Huaxin.
Hablante náhuatl. Integrante del equipo de trabajo de la Red Binacional.