La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) define la autonomía económica como la capacidad de las mujeres para generar ingresos y recursos propios, a partir del acceso al trabajo remunerado, en igualdad de condiciones a los hombres[1].

Desde nuestra propuesta consideramos que la autonomía es relativa, pues los usos y costumbres de los pueblos originarios de las ESMAS determinan el nivel de autonomía y empoderamiento que pueden lograr las mujeres.

A pesar de las pruebas sólidas que muestran que el ejercicio de los derechos económicos de las mujeres, en especial en el trabajo y la generación de ingresos, fomenta la economía, contribuye al bienestar de sus familias y al desarrollo de sus comunidades, las mujeres se enfrentan a la violación constante de sus derechos y a condiciones de desigualdad y falta de oportunidades, impuestas por un sistema patriarcal dominante.

Las actividades que realizan las mujeres tienen un gran impacto en el desarrollo económico. Sin embargo, no existen las condiciones para que las mujeres tengan una participación equitativa.

La situación que viven las mujeres artesanas, en términos de discriminación, falta de oportunidades en relación a los hombres, educación y participación social; son aspectos que arrojan un bajo nivel de empoderamiento y acentúan la desigualdad.

La Red Binacional busca reducir las desigualdades y las exclusiones con que se enfrentan las mujeres indígenas, a través de un modelo de negocios y programas de asesoría y acompañamiento de mediano y largo plazo, investiga y realiza estudios de mercado, paralelamente apoya en la creación de las condiciones para que las mujeres indígenas de comunidades rurales y de contextos urbanos marginados puedan responder a requerimientos del mercado, e incursionar en los mercados bajo una perspectiva de comercio justo, para que pueda reducir la vulnerabilidad económica en la que se encuentran.

[1] https://oig.cepal.org/es/autonomias/autonomia-economica