Históricamente las mujeres se les han colocado en una posición de desventaja social, política y económica frente a los hombres, y en tiempos de crisis como la que estamos viviendo, las desigualdades preexistentes se agudizan.
Las medidas de confinamiento que buscan proteger la salud pública, han tenido diversos efectos, entre ellos; el incremento del trabajo de cuidados, la violencia física, psicológica, sexual y económica contra las mujeres.
Para no interrumpir el proceso de construcción de su autonomía económica se ha impulsado con mayor intensidad la producción y comercialización de artesanías, de tal manera que las mujeres artesanas continúen generando ingresos para ellas y sus familias y puedan contrarestar los efectos económicos y de seguridad alimentaria que viven en sus comunidades, generados por el COVID-19.
Las tecnologías han sido un aliado importante para continuar con nuestras acciones principales que tienen que ver con la sobrevivencia y la salud, mantener la producción y comercio de los productos artesanales.