En algunas comunidades de la sierra norte de Puebla se cree en seres imaginarios como los duendes, quienes aseguran haberlos visto, los describen como pequeños hombrecillos juguetones.
Cuando no había transporte en las comunidades, las personas tenían que caminar largas distancias entre los cerros para llegar a otras comunidades, principalmente para vender sus productos o abastecerse, a veces estos recorridos los hacían durante la noche.
Sin embargo, debían tener cuidado de no caminar solos a las 12 de la noche, ya que se decía que a esa hora salían los duendes, en forma de luces juguetonas que brincaban de un lado a otro y animaban a seguirlas.
Se escuchan historias de personas que siguieron a estas luces juguetonas, quienes aseguran haber caminado por un sendero luminoso y al tomar conciencia de la situación se encontraban en la cima de peñascos, barrancos o cerros, generalmente con gran dificultad para salir y sin recuerdo de cómo llegaron ahí.
Se dice que al seguir las luces juguetonas los duendes se apoderan de la mente de las personas y visualizan los lugares que desean conocer, esta forma de envolverlos, hace que las personas no opongan resistencia, ni se asusten. Divirtiéndose los duendes, desaparecieron a varias personas algunas de ellas murieron al caer de los peñascos.