En las comunidades donde abundan los usos y costumbres, los mitos y leyendas, encontramos que sus habitantes están empapados de la cultura que se hereda de generación en generación.
Hay historias que nos cuentan nuestros padres y hay historias que nuestros abuelos nos contaron.
Lo que hay detrás de esta historia va más allá de nuestra imaginación, son hechos vividos en las diferentes regiones de nuestro México.
La historia a la que me refiero nos narra sobre el acercamiento de la muerte a un hogar.
En una comunidad mexicana donde abundan la flora y la fauna, un padre y sus hijos se mesen en la hamaca que cuelga de las vigas de una casita de palma y la voz del padre se oye tenebrosa por lo que les va a contar a sus hijos. Afuera ya está oscuro, el cielo ya está tupido de estrellas y los grillos en la noche cantando están.
El padre y sus hijos meciéndose en la hamaca empezó su relato; cuando el abuelo aún vivía, hubo una noche en que se escucharon maullidos de gatos, no eran dos o tres sino parecía que se habían reunido todos los gatos del pueblo para tener un festín, esto ya era muy extraño sin embargo no fue todo, al poco tiempo mientras seguía observando, los gatos empezaron a cargarse entre sí, desde una esquina de la cuadra hasta la esquina de nuestra casa, no podía creer lo que veía pero estaba pasando. Se cargaban entre ellos como si llevaran un muerto.
Al poco tiempo mi padre falleció. Entonces supe que de esta forma los gatos nos decían que la muerte nos rondaba y que alguien cercano iba a morir.
Son historias que cuentan nuestros padres, cuando el ambiente de pueblo era muy rudo todavía, cuando el bosque y los animales eran temidos y honrados.